Muchos dicen que la vida es un golpe de suerte, que hay que hacer ciertas cosas para lograr irse por un camino..
Cierras los ojos e imaginas eso, eso que quieres ser, el camino por donde deseas caminar algún día. Lo añoras, te frenas y no puedes dar un paso a la vez, porque tus pies están cansados, porque te dices que no puedes, que ya no debes seguir caminando.
Te enfureces, estás enfurecido contigo, porque te propusiste que sí podrías y no, ya no puedes.
Recuerdas haber dado un paso, pero el segundo te es casi imposible. Abres los ojos, la cruda realidad del mundo te descubre. Ahora, no sueñas, sientes los rayos del sol quemar tu piel, te pellizcas y sigues enfurecido. Te sientes cobarde porque lo intentaste y no eres como el otro , como aquél.
Das varios pasos hacia atrás y te dejas caer. Sientes como si estuvieras en un pozo, en uno muy hondo del cual no puedes salir.
Está oscuro, las paredes huelen a moho, a limo verde. No hay salida. Es cerrar los ojos y dejar que las paredes te caigan encima, que el agua te arrope los pulmones hasta que ya no hay aire.
Aprietas los puños, rozas los nudillos con tu cara y no, no puedes más...
Debes dormir para olvidar la realidad, esa que no quieres vivir, los pasos que no deseas dar. Caes en un letargo, en un sueño profundo donde todas las posibilidades se dan, donde todo es de colores, donde corres, caminas, juegas, sonríes. Si todo fuese asi, vivirías muy feliz..
Despiertas, de nuevo la oscuridad rodeando tu pozo, pero esta vez te das cuenta que el pozo no existe, que ha sido imaginario y que se ha formado como pare de tu dolor, que tiendes la opción de cambiar esto de ir cambiándolo poco a poco. Esas paredes se derriten, el agua ya no cubre tus pulmones y una escalera te ayuda a escalar lentamente a la salida.
Tal vez dure un tiempo.. Un día, una hora, un mes o un año.
No importa cuanto te tome derrumbar las paredes, lo que realmente importa es que te des cuenta que tus pasos y tu camino es único, que nada debe ser de una forma en específico, cuadrado o redondo.
Hoy es un buen día para empezar a notar que esas paredes se pueden ir derrumbando, eliminando.
Hoy puede ser ese día en que te sientas mejor, en que sonrías. Un escalón a la vez.
Adriana W. Hernáandez
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