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miércoles, junio 12, 2013

Adelanto de La novela: LIBERAME DE MI PRISION



No podía conciliar el sueño, pese a que era el mejor día de su vida. El anillo de compromiso que adornaba su dedo anular, iluminaba la habitación con los rayos de una luz que provenían de algún lugar. Su mano derecha hacía girar el aro con diamantes mientras recordaba la locura de estos últimos meses de preparación; tuvo que reconocer que su amigo se ganó a pulso el título de mejor coordinador de bodas en tiempo record: tres meses.
Se había probado el vestido de novia por quinta  vez, danzaba con la melodía proveniente de su imaginación como si estuviese en el salón de baile del hotel con el clásico vals que eligió su prometido. Echó un vistazo al reloj en la mesita de noche: 4:30 am.
El día sería eterno a juzgar por la hora que no avanzaba.
Con el vestido colgado frente a la cama de nuevo, hizo el intento de tomar un sorbo de agua antes de ser interrumpida por el celular que sonaba sin parar. Los segundos que pasaron para encontrarlo entre las sábanas, fueron los más extensos de toda su vida. ¿Quién y para qué la llamarían a esa hora? Pensó rápidamente.
-Víctor, tú llamando a esta hora?
Sus piernas se debilitaron lentamente, escuchó un sonido chirriante de un vaso caerse. Intentaba moverse pero sus latidos aminoraban la velocidad del corazón. La vista desde el piso hacía que el techo se viera más alto que de costumbre, unas voces se  aproximaron llamándola por su nombre mientras sus párpados pesaban más que la oscuridad en la que quedaron sus ojos paralizados por la débil fluidez de sangre en las venas.
Cada vez escuchaba menos hasta perderse entre el sonido de las cuatro personas que rodeaban su anatomía. Tal vez estaba muriendo, tal vez le quedaba un último soplo de vida después de esa llamada


Adriana W. Hernández- todos losderechos reservados

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