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jueves, mayo 08, 2014

Sé mi corazón.. parte 2




El teléfono residencial irrumpió el profundo sueño de Valeria, quien se encontraba navegando con un sexy capitán en alta mar. Ya se estaba acostumbrando a sus besos. Pero claro, tenía que ser un sueño.
—¿Ya te despertaste? —Una voz chispeante casi le revienta el tímpano. Era Josefina, ella no estaba casada pero vivía con el novio hacía ya 5 años.
—Eh, si. Estaba por despertarme cuando llamaste.
—Lo siento amiga, pero esto es por el bien social. Ya Connie me dio la noticia sobre Ash.  Se va a casar, lo que te posiciona como la única del grupo que no tiene un perro que le ladre, excepto Juicy... —lo dijo tan rápido que Valeria apenas pudo llevarle el ritmo.
—Te equivocaste de número, no voy a ceder a tus planes de Cupido. —dijo mientras acariciaba a su perra.
—Bueno, nosotros los cupidos no somos perfectos. —soltó una carcajada divertida. Josefina era su amiga desde el colegio al igual que Connie, ya habían pasado todas las etapas juntas excepto la de ser Cupido de Valeria, que por su físico borinqueño, se suponía iba a ser la primera en casarse y tener 10 hijos. Si todo hubiese seguido su curso y se hubiera casado con Eduardo, el chico más guapo de toda la escuela.. Pero él tenía otros planes involuntarios como: Mantener a una chica de menos edad que salió embarazada una tarde cualquiera de jerga. Actualmente se le veía muy distinto.
—En serio Jose, no estoy para otra de tus citas. No sé de dónde consigues cada clase de tipos para emparejarme. —Sentenció desganada.
—Querida, soy la gerente de la revista social más cotizada en Puerto Rico, así que puedo conocer mucha gente. Te lo he demostrado. —Valeria blanqueó los ojos. Ya no le gustaba ir a cenas, almuerzos, fiestas de caridad, iglesias, hospitales en busca de su futuro marido…
Josefina tenía un arsenal de tipos de toda clase social y profesiones: Arquitectos, abogados, médicos, cantantes… Valeria había asistido a toda clase de citas para terminar retornando a su departamento en un taxi y con el maquillaje corrido en la cara. Estaba harta de esos encuentros desafortunados ¿se le notaba tanto la falta de hombres?
—Esta vez te aseguro que será el adecuado amiga, mira que tengo una intuición… —el silencio en la línea se hizo evidente mientras Valeria le daba de comer a Juicy y recogía el desastre del departamento.
—Tú, Connie y el resto me tienen al volar. Mejor vamos a comer y conversamos sobre “la nueva cita a ciegas” aunque sea sólo para asistir a la boda de Ash y callarle la boca a mi madre, que también se suma al clan de cupidos.
Era cierto, la señora Caridad -su madre- desde que Valeria cumplió los 21, ya le vaticinaba que se quedaría solterona si no apuraba el paso y dejaba de buscar príncipes azules. Se lo recordaba en cada encuentro familiar que tenían. Su hermana ya había contraído matrimonio dos años atrás y era la menor. Esa fue la prueba más grande de la paciencia de Valeria, cuando su madre le prestó el vestido de novia a su pequeña hermana y le recalcó tantas veces que debió ser ella la que se estuviera casando con el hijo de su comadre Ruperta, un tipo completamente “old fashion” con los pensamientos de la era de las cavernas, pensaba que las mujeres debían permanecer en los hogares criando 7 hijos, mientras ellos, -los machitos- seguían trabajando y en las calles. Nada menos que con ese cavernícola, Caridad anhelaba que ella contrajera matrimonio. Todo porque era una familia de “valores”.
Por otro lado, don Roberto –su padre- era todo lo contrario. De ser por él, su Valeria ni siquiera viviría en San Juan, sino en Isla Verde con ellos, en su hogar. Era un padre muy protector, jubilado de la guardia nacional con muchos años honoríficos de servicio. Por eso adoptó una postura un tanto rígida con sus hijas.
v   
Cuando Valeria cerró el teléfono, recibió una llamada que también la dejó más confundida. Una de las ex compañeras de clase de la Universidad, la estaba convocando para un encuentro en la hacienda de uno de los chicos de su promoción. ¡Menuda cosa! Ella no aseguró su asistencia, tampoco deseaba llegar allí y ser la única sin pareja y sin hijos. Como quiera tenía una mochila que cargar socialmente.
Se despeinó un poco el cabello ondulado, castaño y rebelde. Era tan largo que despertaba miradas, ella era una mujer muy sensual, pero no había tenido suerte en el amor.
Una hora después, ya se encontraba camino a la plaza del centro de San Juan para almorzar con Josefina.
A su llegada, 10 minutos después, la chica hostess le abrió la puerta del restaurant. Era un lugar típico de la Isla. Valeria ya había ubicado a Josefina con la mirada, tras un breve escaneo divisó su  pelo muy corto a nivel de las orejas y de color anaranjado suave. Vestía un conjunto blanco de chaqueta y pantalón, con unos tacones de unas pulgadas muy considerables. Lo que no le sorprendió a Valeria fue divisar otra invitada no esperada, pero conociéndolas a ambas, siguió sin inmutarse.
—Ya veo, hay junta del club de cupidos. —Soltó irónicamente al saludar también a Connie, -la chica correcta- y sus sermones acostumbrados. Ya se estaba preparando psicológicamente para ello.
—¿Entonces no quieres verme? —Connie tomó un poco de agua con soda. Se estaba haciendo la ofendida.
—Son un dolor de trasero, les advierto a ambas que no voy a tener ninguna cita a ciegas sin antes saber hasta de qué tipo de sangre tiene el susodicho ese. Quiero saberlo todo. —Las señaló a ambas.
—Shh baja lo voz, nos va a escuchar todo el restaurante. —advirtió Josefina entre dientes.
El camarero, un señor canoso y de buen porte, les repartió el menú segundos después, pero el trío sabía muy bien lo que iban a ordenar.
—Mofongo de camarones para las tres, una cola de dieta, té helado y soda amarga. —ordenó Valeria.
El hombre se retiró con un gesto amable y Valeria se recogió el pelo en una cola. Ya estaba lista para empezar a ser señalada.
—Connie, no me molesta que estés aquí, solo que no me la pasaré de plan en plan para cazar marido como si se tratara de un pez.
Connie, que era una mujer muy alta, de pelo negro ondulado y piel trigueña, se metió las manos por la nuca queriendo casi hacerle entender a Valeria que sus planes si funcionarían, pero que debía tener paciencia o se iba a quedar solterona.
—Queremos lo mejor para ti Vale. Eres una mujer inteligente y productiva, lo único que tienes que tener es paciencia. Además, recuerda que…
—Sí, si.. que tú y Fede son un matrimonio joven y bla bla bla. Connie, no te metas dentro del paquete de solteras, que encontraste el hombre correcto cuando eras una caraja, una chamaquita.
El camarero les sirvió las bebidas. El calor era sofocante y los abanicos de techo no cubría la temperatura elevada que estaban sintiendo en ese instante.
—Bueno ya —dijo Josefina. —Valeria, sabemos todos tus desaciertos y sé que es un dolor en el trasero lidiar con cuantos pendejos te has encontrado, pero te propongo que vayas a conocer a este hombre que quiero presentarte, te aseguro que será la última vez. Si no resulta, pues ya dejaremos de hacer de Cupido. —Josefina puso la cara de perro chocado.
—Está bien, acepto conocer al tipo. Eso sí, es la última. 

Connie aplaudió como victoria y brindó después de eso. Valeria negó varias veces, ya le causaba un poco de risa lo que podían hacer todos por buscarle pareja.

miércoles, mayo 07, 2014

Sé mi corazón... Relato

Tengo el placer de presentarles un relato fresco, erótico y muy ocurrente. Es el relato introductorio de algo más. Todos los derechos reservados y registrados así que se prohibe su reproduccion total o parcial del mismo. Voy a ir subiendo las partes hasta finalizarlo. Luego les comento si viene la novela completa. BESOS


Esta historia se desarrolla en Puerto Rico, Isla ubicada en el Caribe.




Vivir sola tiene sus ventajas, en especial cuando puedes pasearte desnuda por todo el departamento sin encontrarte con alguna room mate teniendo sexo por toda la casa y perturbando tu intimidad. Ese era el caso de Valeria,  llegaba del trabajo a las 5 o 6 de la tarde, llena del smog de la ciudad y como cualquier mujer soltera, lo primero que le llegaba a la cabeza era quedarse con el traje de Eva.
Valeria desconectaba el móvil inmediatamente pisaba su departamento. Lo último que quería era escuchar la retahíla de su jefa pidiéndole cosas extras. Que si los papeles del contrato, el cliente tal…. Pero ese día viernes, había olvidado por completo apagar el maldito móvil y ahí estaba María, la jefa, preguntándole por séptima vez en menos de 12 horas que cuál era la clave para verificar su correo desde la notebook.
— ¿Cuándo vas a aprender Vale? —se reprendió después de contestar el teléfono. ¿Ni siquiera se podía respirar un poco de aire fresco fuera de la oficina? Negó repetidas veces mientras metía el aparato de última tecnología debajo de la almohada y le daba de comer a  “Juicy”, su perrita y compañera de vida. Estaba más que claro que tanto el encargado del departamento como los vecinos, no aprobaban que tuviera mascotas, pero es que, se la encontró sin hogar la pobre y tuvo que darle alojamiento, como toda una madre en potencia.
Se dispuso a tomar un yogurt de la nevera, le encantaba el de fresa, porque iba con ella, con su personalidad. Saborear la crema y dejarla recorrer por la lengua y el paladar era un placer similar a tener un orgasmo.
Un viernes a las 7 de la noche y sin plan alguno de salir a la calle para vivir la vida loca, le hizo disparar una alerta en su interior: Se estaba volviendo vieja y tenía 29 años. Diablos, pensar que hacía poco era una niñita que revoloteaba entre las piernas de papá y mamá. Se le hizo un nudo en el estómago. Definitivamente el tiempo pasó demasiado de prisa y ella ni cuenta se dio. De pronto vendrían las jodidas arrugas y ya nadie la vería como un bombón sexy y asesino.
A Valeria le atormentó ese pensamiento y después de revisar su correo personal y percatarse que, una de sus mejores amigas y la última que quedaba por casarse, le estaba enviando una foto con el anillo de com-pro-mi-so. ¡No, eso no le estaba pasando a ella! pero si Ash tenía dos años menos que Vale! Lo menos que debía pasar de acuerdo a las leyes naturales de la vida es que Valeria se casara primero, no Ash. Pero, ok, volviendo al tema. El corazón se le quiso salir por un hueco en medio de sus pechos bien voluptuosos que ahora estaban bastante puntudos, pero no por excitación, sino por rubor.
—¿Viste la foto de Ash? —dijo Connie mientras aparecía por skype luego de lanzar un grito ensordecedor por la emoción.
—Sí, está divino el anillo. —Valeria estaba feliz por Ashley. En serio que lo estaba, pero, sabía que el siguiente comentario la iba a molestar un poco:
—¡Solo faltas tú morena! Espero que este nuevo año, encuentres el indicado hermana, ya es hora.
Connie tenía la razón y lo decía con buenas intenciones pero Valeria estaba un tanto sensible a ese tema.  Y mira quien lo decía, la niña perfecta que conoció el amor de su vida a los 15 años y tuvo su propio cuento de princesas. Connie celebró su fiesta de quinceañera con un verdadero paje, parecía una boda en miniatura. El mejor salsero de Puerto Rico amenizó la noche y nada menos que a los 19, ya Federico le había propuesto matrimonio. Y se alegraba, en serio, pero si Connie no tenía idea de lo que era terminar relaciones amorosas, tintarse el pelo cada cierta temporada para llamar la atención, lidiar con tipos de toda clase y bueno… terminar con el cerdo de su ex que le había pegado los cuernos con alguien que ella odiaba a muerte. ¿ y quiere darle consejos para encontrar el indicado? Pero si Valeria podía escribir un manual sobre cómo encontrar un patán cada mes.
 Después de cerrar la pantalla de la laptop, se rascó una ceja mientras Juicy la miraba con un signo de interrogación imaginario en su rostro peludo.
Valeria tenía que darse una ducha de esas que duraban un buen tiempo. Recostarse en la bañera a mirar hacia el techo, escuchar música de los 80…. Esto podía también ser un signo de que estaba varada en el tiempo, o que, por el contario adoraba a los Bee Gees. ¿Qué de malo tenía eso?
Al salir de la tina, sonó el timbre. Después de preguntar varias veces, nadie respondió. Debía ser uno de esos personajes que vivían eternamente perdidos, le dan una dirección y tocan en el departamento de al lado. Definitivamente ese viernes no se iba a relajar en casa.
Hizo un listado de gente que podría estar disponible para salir esa noche: Josefina… no, esa debía estar con el novio cenando en París y despertando en Milán. Resopló, ya llevaba 5 nombres tachados en la lista. ¿Alguien del trabajo? ¡Pero si en el trabajo sólo estaba Valeria, la jefa y el mensajero! Y a decir verdad, el mensajero no tenía nada de apetecible ni amigable. Era uno de esos Nerds pero con bigote enrollado a ambos costados de la comisura de la boca. Se reprendió a sí misma cuando recordó semejante cosa.

Entre nombres, una música de fondo y una pregunta existencial sobre su edad y lo que pasaría en el futuro de soltera, se quedó rendida y Juicy recostada a sus pies en el sofá blanco de la diminuta sala.