Manhattan,
Diciembre 2010.
2:15 am
—Gracias por venir. —dijo la anfitriona de la cena.
—Gracias a ustedes, Matt y yo quedamos encantados. Hay
que hacer estas cosas más a menudo. —sonrió.
— Por supuesto,
ya está programada para el año próximo. Besos a los niños.
Se despidieron de todos y abordaron el auto lo más rápido posible. Hacía un
frío terrible, se permitieron cenar con sus amigos de la universidad por
primera vez en mucho tiempo. Casi siempre los compromisos no le dejaban salir
solos sin los niños.
Las calles estaban muy transitadas a esas
horas, en épocas navideñas solían ser mucho más concurridas que en otras
ocasiones. Los villancicos en las esquinas, las luces de colores para el árbol
de navidad… y ellos, que estaban felices por haberse reunido con sus ex
compañeros, iban recordando las anécdotas de John, el chistoso de todas las
clases.
Se detuvieron en la calle
Houston, en una de las intersecciones a esperar el cambio de luz del semáforo.
Ella lo besó y él respondió con la misma intensidad. Era solo un minuto que
estarían en espera de que la luz se tornara verde, un minuto en que el aliento
tibio se intercambiaría y en el que las miradas se cruzarían con amor antes que
un destello de luz inundara sus pupilas y recibieran un duro y fuerte impacto
de un auto estrellándose justo por el lado del conductor.
Los latidos aminoraban, no podían hablar. Les
costaba respirar, pensar, sonreír. Un sonido de alarmas, ambulancias, voces..Ya
no más. La bolsa de aire no fue suficiente, la seguridad del Infinity 2009
tampoco. Solo pasaron unos segundos antes que el semáforo cambiara a rojo, unos
segundos en que todo se puso completamente oscuro.
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